Ramsete III è stato sgozzato. Lo dice una nuova investigazione sulla mummia che ispirò Lon Chaney per il suo celebre “La mummia” (1932). Il faraone fatto fuori in un complotto diretto dal figlio Pentaura. La ricerca è dell’equipe di Bolzano (quella che ha già lavorato su Oetzi), snobbata però in patria a quanto pare se l’articolo è dello spagnolo El Pais (23.12.12). Eccolo::
REPORTAJE
El caso de la momia asesinada
Una nueva investigación asegura que a Ramsés III lo degollaron en un complot
JACINTO ANTÓN 23 DIC 2012 – 00:00 CET
Puede que nunca sepamos cómo murió Tutankamón, pero parece que ya sabemos de qué falleció Ramsés III, y no fue precisamente de muerte natural: le rebanaron la garganta. Una nueva investigación sobre la momia del rey, una de las más queridas por los aficionados a la egiptología, ya que tuvo el privilegio de ser la que inspiró la caracterización de Boris Karloff y Lon Chaney Jr. en la serie de películas clásicas de terror iniciada con La momia (1932), ha concluido que el notable faraón de la XX dinastía fue brutalmente asesinado.
En una carambola digna del CSI (sección tebana) o Mentes criminales, los científicos afirman haber dado, apenas 3.000 años después del crimen, con el asesino del faraón (o al menos uno de ellos). Fue otra momia, esta realmente espantosa, no en balde se la conoce como la Momia Aullante, por su atormentada expresión. En esa segunda momia, los estudiosos identifican al príncipe Pentaura, hijo de Ramsés III, que fue uno de los principales implicados en el conocido complot palaciego para matar a su padre bautizado como la Conjura del Harén, y al que, según las fuentes, se le obligó a suicidarse, posiblemente por estrangulación. Y luego dicen que la historia antigua no es interesante…
Resulta curioso que nadie se hubiera dado cuenta antes de que la momia de Ramsés III presenta un tajo delantero en el cuello de tal envergadura que, según el nuevo análisis, le cortó la tráquea y la carótida y le alcanzó la espina dorsal. Vamos, una herida mortal de necesidad y realizada con una hoja afilada y evidente mala leche. Hasta ahora se especulaba con la causa de la muerte e incluso un reconocido egiptólogo como Jean Yoyotte apuntaba en 1996 que la momia “no presenta huellas de violencia” (!). Es lo que tienen las momias: no paran de dar sorpresas; recordemos la alegría que nos proporcionó Tutankamón al recobrar su pene. Es cierto que la momia de Ramsés III llevaba el cuello muy tapado (con capas espesas de lino), como para no coger frío.
Los resultados de la nueva investigación los ha publicado el lunes pasado en el British Medical Journal un equipo encabezado por el paleopatólogo y antropólogo molecular Albert Zink, del Instituto para Momias y el Hombre de Hielo (que ya es centro) de Bolzano (Italia). Zink ha estudiado también al (des)congelado Ötzi y, en un contexto mucho menos frío, a las momias de la época de Amarna (Tutankamón y familia).
Los científicos realizaron tomografías computerizadas a los cuerpos de Ramsés III y la Momia Aullante (conocida también de manera menos descorazonadora como Hombre Desconocido E), que se encuentran en el Museo Egipcio de El Cairo, y les extrajeron muestras para análisis de ADN, cuyos resultados, afirman, “sugieren fuertemente” que son padre e hijo.
Ambas momias fueron descubiertas en 1881 en el escondite (cache) de Deir el Bahari, un popurrí de cuerpos embalsamados que los sacerdotes habían resepultado allí piadosamente tras siglos de saqueos (Ramsés III tiene su tumba original en el Valle de los Reyes, la KV11, la famosa de los arpistas ciegos). Maspero, el gran egiptólogo, desenrolló in situ a Ramsés III ya buscando heridas que probaran que no sobrevivió al mencionado complot palaciego.
Las fuentes del coup d’état ramésida son tres papiros: el papiro judicial de Turín y los papiros Rollin y Lee, más cortitos. Los textos nos hablan de una tremenda conspiración para asesinar al rey en la que estarían involucrados una reina secundaria, Tiy, y el hijo de esta, el citado Pentaura —al que se habría querido colocar en el trono en lugar del legítimo heredero—, así como otras esposas y una larga lista de funcionarios, muchos de ellos vinculados al harén real. El papiro de Turín nos proporciona nombres de esos “grandes criminales”, algunos presentados con seudónimos deshonrosos como el mayordomo (siempre hay uno en estas situaciones) Mesedsura, que significa “odiado de Ra”. En la lista de magnicidas hay seis inspectores del harén, un cargo sin duda de confianza. También había escribas, un capitán de arqueros nubio y un heraldo, que parecen ocupaciones menos distraídas.
La conjura incluía un levantamiento popular y el uso, probablemente menos efectivo, de magia negra, con el empleo de imágenes de cera. A los acusados se los juzgó por grupos, y 38 fueron condenados. Varios fueron obligados a suicidarse en el propio tribunal. Por las fuentes no sabemos si el faraón sobrevivió a la conspiración.
Ahora, el tajo del cuello, que no parece resultado de un descuido del barbero, y el complot parecen sumar dos y dos. Además, los científicos han hallado en la herida de la momia un amuleto wedjet (un ojo de Horus) que habría sido colocado para sanar ritualmente al faraón en la otra vida.
En cuanto a la Momia Aullante, cualquiera que la vea no puede dejar de pensar que le ocurrió algo muy grave. Los autores de la nueva investigación señalan indicios de estrangulamiento. El cuerpo además no fue momificado de manera usual, sino bastante cruda (!), y se lo cubrió con una ritualmente impura piel de cabra, lo que se interpreta como evidencia de un castigo eterno.
La idea de que esta fea momia pudiera ser el hijo asesino de Ramsés III ya la había adelantado en 2008 el ínclito Bob Brier (el arqueólogo estadounidense que fabricó una momia moderna con un cuerpo donado a la ciencia). También se había hecho notar que la expresión agónica del rostro podía deberse a que el individuo fue momificado en vida y se le vertió resina por la garganta…
Yo no sé ustedes, pero a mí todo el asunto me recuerda muchísimo al argumento de The mummy, la película de 1999 (aunque no sabemos si Tiy tenía la envergadura de la inolvidable Anck su Namun de Patricia Velásquez).
¿Y en toda esta historia dónde está Zahi Hawass?, se preguntarán. Bueno, la de Ramsés III era una de las investigaciones que se desarrollaban bajo su implacable mirada desde hace años y que, de culminar durante su mandato, él se hubiera encargado de protagonizar con gran despliegue mediático, sombrero incluido. De hecho, el diario egipcio Al Ahram le atribuye al antiguo ministro de Antigüedades el liderazgo del equipo que ha reabierto el viejo caso…